Opinión

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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Muchas gracias a los seguidores y lectores de este blog

     Desde este blog con pocas semanas de vida, me gustaría daros las gracias a todos los seguidores y lectores que formáis parte de él. Me gustaría que si tenéis algún minuto, escribierais comentarios sobre lo que os están pareciendo las entradas, cuál os ha gustado más o simplemente a la reflexión que os llevan las mismas.
    
      Desde hoy hay una novedad al final de las entradas, y es la posibilidad de calificar el post como "me gusta", "regular" o "no me interesa". Cuando uno decide hacer esta iniciativa de escribir en un blog, lo hace para publicar aquellos aspectos que le interesen o le gusten más, pero también es grato conocer vuestros intereses, vuestras inquietudes y también serán bienvenidos vuestros consejos. 

     Tengo que decir además que me ha sorprendido positivamente la cantidad de personas que a través de las Redes fomentáis la lectura, y hacéis un gran trabajo con vuestros blogs. A todos vosotros ¡felicidades!.

      Un cordial saludo, Manuel M.


martes, 27 de noviembre de 2012

Profecía Maya, ¿fin del mundo?

     Nos encontramos a menos de un mes para la fecha prevista por la civilización Maya como el final de uno de sus calendarios, concretamente el de Cuenta Larga que finalizará el 21 de Diciembre o 23 para otras fuentes. El fin de este ciclo es el que ha dado lugar a la interpretación de la Profecía, que ha ido desde tintes apocalípticos hasta cambios menos severos que podrían ocurrir en nuestro planeta. Esta civilización prehispánica que habitó en América Central hablaba de mundos como grandes cambios que se habían producido en la Tierra, pronosticando el final del Cuarto Mundo en esta fecha de 21 de Diciembre de 2012.
     
      El problema de todo esto es la interpretación de las fuentes mayas desde la óptica occidental con influencia Judeocristiana y del Juicio Final. Esto ha alimentado los más diversos comentarios por parte de personas supersticiosas como por ejemplo el choque con otro planeta o con un gigantesco asteroide  llamaradas solares que afecten a nuestro planeta, o incluso una inversión de los polos magnéticos de la Tierra, que afectarían a los aparatos electrónicos y desorientarían a las aves migratorias. Sin embargo, numerosos especialistas en diversas disciplinas nos tranquilizan ante estos pronósticos tan agoreros. 
    
      Además como bien afirman científicos del CSIF, este calendario maya de pronóstico para el futuro fue realizado sobre lo que estaban viviendo en ese momento del pasado. Además podríamos encontrarnos quizás ante una situación similar a la que ocurrida en el año 2000 donde desde la astrología se trasladó el miedo al fin del mundo o si miramos mucho más atrás, al Terror Milenario que en la Edad Media Cristiana se tenía en el año 1000 en base al Apocalípsis de San Juan.

    Por tanto después de todas las fuentes consultadas sólo podemos sacar una cosa en claro y es que los calendarios mayas no anuncian el fin del mundo para el 21 de Diciembre de 2012, sino un cambio de ciclo astral e histórico, es decir el final del Cuarto Mundo y el comienzo del Quinto. No obstante, si atendemos a todo lo que se está diciendo podría ocurrir desde un cambio climático u otra catástrofe en el planeta a no ocurrir absolutamente nada más allá de un día previo a los preparativos navideños. 

     Desde mi punto de vista no hay nada que temer, creo firmemente la opinión de todos los científicos y especialistas que han estudiado este fenómeno. Sin embargo, me gustaría conocer tu opinión, ¿crees que el 21 de Diciembre de 2012 puede iniciar un cambio de ciclo? ¿Piensas que todo puede estar predestinado?. 

     Un cordial saludo, Manuel M.
     

     

sábado, 24 de noviembre de 2012

Chicos, ¿dónde está Hugo?

     Esta historia se enmarca en la serranía andaluza donde unos amigos habían planificado disfrutar de una barbacoa tras algunos años sin verse por motivos laborales. Por ello estaban ilusionados, tenían tantas cosas que contarse...sería un día especial. Era una mañana del mes de Enero, soleada pero fría, aunque las ganas de disfrutar de un día de campo con sus amigos superaba cualquier tipo de adversidad climatológica. Hugo, Aitor, Adrián e Iván querían reencontrarse y que mejor lugar que respirando el aire puro de la sierra.
     La escena fue muy emotiva para unos amigos que no se veían desde hacía años, pero que habían vivido muchas experiencias juntos. Habían sido compañeros de carrera, amigos que salían a divertirse e incluso confidentes de sus aventuras amorosas. Por eso el instante en el que aparcaron sus coches, risas y abrazos acompañaron el recuerdo de sus historias.
    Además de elegir aquel lugar por la belleza del paisaje lo hicieron también por una afición que compartían como era el senderismo. Disfrutaron de una buena comida acompañado de un buen pan de pueblo, que habían comprado en el camino, mientras preparaban todas las cosas que llevarían cuando subieran por esa montaña que veían al fondo. No quisieron perder mucho tiempo, pues de lo contrario la noche se les vendría encima, así que tras almorzar se pusieron en camino.
     Intentaron buscar un sendero que le facilitara el ascenso a la montaña, y en la medida de lo posible lo consiguieron aunque todavía estaba algo mojado y húmedo pues en los días anteriores había estado lloviendo. Poco a poco la luminosidad del media fue a menos, conforme avanzaban una bruma iba apareciendo. Además la dificultad iba a más, y a Iván y Adrián el cansancio le iba haciendo mella, por lo que decidieron descansar un rato mientras bebían una botella de agua y comían algunos frutos secos.  Mientras, Hugo al que le encantaba la fotografía iba con su cámara nueva captando imágenes de aquel precioso lugar.
     A medida que continuaban el camino se hacía más escarpado y resbaladizo, todos llevaban calzado de montaña, menos Iván que había olvidado echarlas en su equipaje. A pesar de todo, continuaron con celeridad, pues no querían perder tiempo para que no les cogiera la noche a su regreso. Suponía también un reto personal, aunque estos chicos parecía que no eran conscientes del peligro que esto podía conllevar. Sin embargo empezaron darse cuenta cuando Iván resbaló al pesar una piedra con verdina, aunque la rápida actuación de Aitor que se encontraba a su lado evitó un mal mayor. Sólo fueron rasguños que se hizo con los matorrales, aunque fue un serio aviso de los que le podía pasar. Además la bruma parecía ir a más, lo que inició una discusión sobre continuar o no.
     Adrián e Iván, éste último con el susto en el cuerpo, eran partidarios de volver, además afirmaban que la niebla cada vez más densa dificultaría el descenso. Hugo, todo lo contrario, era quizás el más aventurero de los cuatro y el que en mejor forma se encontraba, además tenía mucho interés por fotografiar la cima. El otro chico, Aitor, se encontraba indeciso. Al no ponerse de acuerdo, Hugo les pidió que le esperaran unos minutos que subiría algunos metros más para hacer un par de fotografías y ya volverían. Los demás aceptaron más a regañadientes que otra cosa.
     Transcurridos unos 15 minutos, no tenían noticias de Hugo, por lo que empezaron a preocuparse. Adrián sacó de la mochila su móvil e intentó llamarlo, pero se encontró con la sorpresa de que no había cobertura en aquel lugar. No sabían que hacer, observaban que la niebla cada vez era más densa y estaba empezando a oscurecer. Además hacía frío, y la presencia de buitres y otros animales de la sierra comenzaban a ser una realidad. Ante esa situación de incertidumbre y nerviosismo, Aitor decidió subir algunos metros para ver si lograba ver a su amigo Hugo, y aunque lo llamó en muchas ocasiones no obtuvo respuesta alguna. Así que volvió al lugar donde se encontraban Adrián e Iván. No les quedaba otra opción que bajar al pie de la montaña donde se encontraban sus vehículos y tratar de buscar ayuda.
     Sin embargo cuando quisieron emprender el camino de vuelta, la visibilidad era casi nula. No tenían ni la menor idea de dónde estaba el sendero por el que habían llegado allí. Cada vez hacía más frío, y no tenían muchas provisiones, pues habían cogido las justas para que no les pesara mucho la mochila en el ascenso. Estaban a oscuras, y la luna apenas iluminaba el lugar rodeada de un cerco de nubes. No sabían dónde estaba su amigo Hugo ni de como pedir ayuda.
      Cada paso que daban ponían más en peligro sus vida, hasta que Aitor recordó que su móvil tenía una aplicación que era una linterna. No es que alumbrara mucho pero si les servía de algo para intentar orientarse. Sin embargo, era imposible elegir un camino seguro que no acabara en un desprendimiento. Así que decidieron buscar un lugar dónde pasar la noche, tenían mucho miedo y además estaban muy tristes por su amigo Hugo, el cuál podía haber tenido un trágico desenlace.
     Con la noche cerrada, no avanzaban nada y prácticamente habían agotado todas sus provisiones. Pensaron por un momento en lo peor, hasta que de repente hicieron un gran hallazgo. Se trataba de una cueva, el lugar ideal donde pasar la noche. Entraron y casi exhaustos por el cansancio y el frío, se quedaron dormidos.
     El cantar de los pájaros y los primeros rayos del día se asomaban a la entrada de la cueva, lo que despertó a Iván, el cuál llamó a los demás, animándoles a continuar el camino. Cuando se predisponían a salir de la cueva, un gran ruido les sobresaltó. Se trataba del helicóptero de la Guardia Civil.
     - ¡Aquí, aquí...socorro...estamos aquí! - gritaron todos al unísono.
     Tras un rescate que no fue fácil, el helicóptero los trasladó al Hospital. Camino de éste se llevaron la segunda gran alegría de la mañana después de haber salvado sus vidas. Un agente les comentó que su amigo Hugo se encontraba con vida en el Hospital, sólo con hipotermia y deshidratación. Y que había sido él quien desde un punto de la montaña logró encontrar cobertura y de esa manera pudo avisarles.
     Una vez llegados a su destino, los amigos se reencontraron y se fundieron en un abrazo con lágrimas en los ojos pero con la felicidad de que todo había salido bien.

     "Chicos, ¿dónde está Hugo?" por Manuel M.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Frente a la crisis, una sonrisa


Crisis y preocupación asolan España,
miles de parados imploran un cambio,
pero las soluciones quedaron en campaña.

Consignas europeas nos empobrecen,
mientras el Euro todo lo encarece.
Españoles en la calle soluciones piden,
pero en vez de unión la política nos divide.

Pero no debemos caer en una depresión,
cada día es mejor levantarse con una ilusión,
e intentar todos remar en una misma dirección.

Nunca debemos perder la sonrisa,
aunque la crisis se acerque a nuestras vidas,
pues algún día la tempestad pasará,
y para entonces preparados debemos estar.

Desempleado cree y no te vengas abajo,
pues mañana puedes tener un cambio en forma de trabajo,
Sonríe y se feliz sin tanto pensar,
pues la sonrisa es algo que nadie te podrá arrebatar.

Con estos versos he tenido una intención,
animarte este momento de tanta tensión,
pues ante la desesperación sólo podemos,
creer que de la recuperación cerca estemos.


Frente a la crisis, una sonrisa por Manuel M.  

lunes, 19 de noviembre de 2012

Una ronda siniestra


La historia de hoy se sitúa en un Polígono Industrial a las afueras de la ciudad donde la crisis como en muchos otros lugares había hecho mella, abandonándose muchas de las naves que allí se encontraban. Sólo una empresa de productos eléctricos continuaba, pero sólo lo hacía de forma provisional como almacén hasta que pudiera conseguir un mejor emplazamiento para albergar esos valiosos productos. Sin embargo, a pesar de ello, no quisieron dedicar demasiado presupuesto a la seguridad del lugar, no más que la contratación de un vigilante para cada turno. Y justamente ahí es dónde entra en escena el protagonista de esta historia, de nombre Jorge, el cual después de varios años desempleado veía con optimismo una nueva oportunidad como vigilante de seguridad en el turno de noche.
No le habían contado mucho del sitio donde iba a trabajar, aunque recordaba que hacía algunos años había escuchado el nombre de ese Polígono Industrial como un lugar muy próspero, pero que ahora la crisis se había cebado con él. Tras firmar su contrato, en la sede de la empresa, le desearon suerte y ánimos, asegurándole que si todo iba bien contarían muchos años con él. Sin embargo, se guardaron un pequeño secreto y es que en los últimos meses cada semana habían tenido que cambiar de vigilante, ninguno había conseguido prolongar sus rondas más allá de un par de noches. Lo que allí ocurría era desconocido para la empresa, pues ninguno de los vigilantes, algunos con una dilatada experiencia profesional había dicho ni una sola palabra referida a lo que ocurría. Sea por la razón que fuera, lo cierto es que en todo aquel Polígono la actividad laboral había cesado de manera repentina, todo ello justificado desde la quiebra por la crisis económica, pero que en el fondo no dejaba de ser una forma de maquillar la situación de cara a la opinión pública.
Jorge estaba feliz, sin embargo no dejaba de tener ese “pellizquillo” que todos tenemos el primer día de trabajo. Después de almorzar, intentó dormir la siesta para poder estar descansado de cara al primer turno de noche al que tendría que enfrentarse. No dejaba de pensar e intentaba imaginar como sería aquel lugar y para ello cerró sus ojos. Tenía una sensación rara, pero todo lo podía superar con la ilusión de un nuevo trabajo. Finalmente logró descansar varias horas, se levantó de su cama y se dirigió al armario para preparar lo necesario para su trabajo. Se preparó, y respirando hondo bajó al garaje en busca de su coche. Incluso, salió antes de lo que tenía previsto, pues le gustaba ser puntual.
Tras unos 40 minutos de camino llegó al Polígono que estaba prácticamente a oscuras, y con la puerta que permitía el acceso a los coches a medio abrir. De repente observó desde la lejanía dos faros de un coche que llegaba a toda velocidad, parecía por como iba vestido, su compañero del otro turno, y aunque le hizo señales no detuvo su vehículo. Jorge se quedó un poco sorprendido y no sabía si había ocurrido algo, o simplemente aquel tipo era un maleducado. Así que un poco confundido se dirigió al final de aquella calle donde ya podía ver su lugar de trabajo iluminado si acaso con un par de luces en la entrada principal.
La primera impresión que tuvo es de abandono, el lugar estaba sucio y en uno de los laterales de la nave había unas vallas de una obra que habían iniciado no se sabe hace cuanto tiempo, quedando una parte abierta a la calle con esta simple protección. Eso le dejaba un poco inquieto, pues nadie le había dicho nada. Encendió las luces interiores para inspeccionar aquel lugar para él desconocido. Observó maquinaria, talleres, y numerosas puertas que tendría que abrir y ver lo que había, en parte por su labor profesional, pero también por curiosidad. Siguió adelante y cuando quiso entrar en aquella habitación, se oyó un fuerte estruendo y la luz se apagó.
Corrió por los pasillos hacia donde se encontraba el cuadro general de las luces intentado dar respuesta a lo que estaba sucediendo, con su arma reglamentaria en mano, pero allí no había nadie. Intentó volver a encender los focos sin embargo nada hacía contacto y no consiguió su objetivo. No estaba tranquilo, todo el polígono había quedado a oscuras y con un posible ladrón merodeando por los alrededores. Cogió su linterna y continuó de forma sigilosa hacia las puertas que antes había dejado sin inspeccionar.
Abrió una puerta que accedía a los servicios, había unas duchas, donde daba la sensación de que tras la última jornada laboral todo había quedado desordenado. Parece como si allí hubiera ocurrido algo y hubieran tenido que abandonar aquel lugar con celeridad. Empezó a escuchar ruidos, por lo que cogió su emisora para dar aviso a la policía, pero ni ésta ni su móvil personal funcionaba, algo estaba inhibiendo la frecuencia. En ese momento empezó a sentir algo de miedo. De repente las duchas se abrieron y se escuchaban portazos. No sabía lo que allí pasaba, pero ese temor inicial se tornó en pánico cuando de esas duchas salieron unas botas que se le acercaban, mientras llantos y risas terroríficas se perdían en aquella sala. Sacó su arma y disparó hacia lo que portara esas botas verdes, pero no consiguió nada más que las risas aumentaran.
Salió de aquella habitación e intentó buscar refugio en otro lugar, para ello corrió hacia la nave central donde estaba toda la maquinaria. A pesar de no haber electricidad, todo se conectó y una atmósfera fría con una tremenda humareda se apoderó de aquel lugar, un humo denso que le dificultaba mucho la respiración, casi arrastrándose y con un pañuelo tapándose la boca y la nariz llegó a unas oficinas. Allí dentro había un teléfono y en ese momento sonó. Vio en ese ring una salvación a su vida, nada más lejos de la realidad.
-          ¡Socorro, ayúdenme! – susurraba Jorge para que no dieran con él.
-          No saldrás con vida de aquí – le respondió una voz como de ultratumba-.
Aterrado, y con la poca luz que entraba por una ventana con unas fuertes rejas procedente de la luna llena que hacía aquella noche, se dirigió hacia unos papeles que se encontraban sobre el escritorio de aquel lugar. Le habían llamado la atención.  Con su linterna pudo comprobar que se trataba de un periódico en el que aparecía una noticia que le dejó atónito, se hacía mención al descubrimiento de un antiguo cementerio que había salido a la luz al iniciarse las obras que Jorge apreció a su llegada.
Después de eso su objetivo fue salvar la vida, pero algo empezó a golpearlo sin cesar, una mezcla de escalofríos y dolor se le extendían por todo el cuerpo. Por lo que intentó salir de aquella oficina, pero lo empujaron contra la pared causándole heridas. Con sus últimas fuerzas pudo llegar hasta la puerta, pero estaba cerrada. Parecía que no había escapatoria, sin embargo, encontró un hacha junto a un extintor, con la que tras golpear con su último aliento consiguió derribar.
Con intuición y algo de suerte consiguió llegar al coche, y tras varios intentos pudo arrancarlo, por lo que parecía que podría escapar de allí. Una vez abandonado el Polígono y camino de la ciudad en busca de ayuda, algo le tapó los ojos forcejeando con él, hasta que en una fatídica curva el vehículo cayó por un precipicio, sin dejar el menor rastro del vigilante.
Después de su desaparición, la empresa no quiso saber más de aquel lugar y la policía lo precintó. Tras años de investigación no se logró esclarecer nada del paradero de Jorge.

Una ronda siniestra, por Manuel M.


martes, 13 de noviembre de 2012

Martes 13: ¿un día diferente?

     Hoy es Martes 12+1 dirán todas aquellas personas que sólo con nombrar esta cifra sienten miedo o inseguridad. Pero si ya de por sí el supersticioso trata de eludir esta cifra, el temor es mayor cuando se da la coincidencia en un día como hoy, Martes y 13. 
     
     El refranero popular ha trasladado hasta nuestros días en España distintos refranes relacionados con este día, siendo el más significativo "martes , ni te cases ni te embarques". Pero...¿de dónde proviene toda esta superstición relacionada con este día?. Distintas fuentes lo sitúan en el dios romano de la guerra Marte, y a su vez lo relacionamos con muerte y destrucción. A todo ello le sumamos toda una carga negativa que supone el número 13 por distintas razones. Entre ellas podemos citar la traición de Judas en la Última Cena de Jesucristo donde eran 13 comensales, o el capítulo 13 del Apocalipsis donde habla de la venida del Anticristo y de la Bestia. Toda una combinación que puede atemorizar tanto al supersticioso que lo haga este día no salir de casa o utilizar cualquier tipo de amuleto que los aleje de un posible mal.

     Sin embargo, la superstición de la mano de este día no es igual en todo el mundo, ya que en otros lugares como en la cultura anglosajona su temido día de mala suerte se produce en Viernes 13, hasta el punto que llega a los cines, o bien en Italia con el Viernes 17 quizás por la fecha en la que Cristo fue crucificado u otras tragedias bíblicas. Pero lo cierto es que al igual que en España ningún evento importante debe ser llevado a cabo tales como bodas o viajes. 

     Lo cierto es que por superstición o por creencia popular, muchas personas tratan de eludir la mala suerte que les puede proporcionar este fatídico día 13, que incluso en el Tarot significa la muerte. Para ello emplean distintos amuletos, eligen colores que presuntamente dan suerte como el azul, velas de color blanco o duermen con la persiana levantada para que entre la luz y con ella la suerte. Además huyen por supuesto de acciones como pasar por debajo de una escalera, cruzarse con un gato negro o romper un espejo. Incluso en algunos casos puede convertirse en una auténtica enfermedad.

    En mi opinión, lo primero es que la suerte hay que buscarla, lo mejor es confiar en uno mismo y en las posibilidades de cada uno, con ello tendremos mucho ganado. Además para tener mala suerte no hace falta que sea concretamente este día, Martes 13 o Viernes 13, y en ocasiones son rachas que cuando el viento vuelva a soplar a tu favor se termina, pero nunca dejando de luchar por algo porque entonces la situación no cambiaría. 

     Me gustaría conocer vuestra opinión, ¿sois supersticiosos? ¿creéis que hoy Martes 13 es un día distinto? ¿Te comportas de una manera diferente? Animaos a escribir vuestros comentarios.

     Un cordial saludo, Manuel M.

     

lunes, 12 de noviembre de 2012

Una inyección de amor

     El relato de hoy nos traslada a un problema de la sociedad como es la dependencia de la droga, y más concretamente cómo esta adicción destroza a las familias que la padecen. Podemos pensar que en las drogas sólo caen aquellas personas que viven en barrios marginales, nada más lejos de la realidad. Y que  mejor ejemplo que la historia de Virginia, la cual no pudo superar la separación de sus padres y no supo elegir las mejores amistades. 
     Virginia empezó a probar las drogas con 17 años, para intentar superar las discusiones de sus padres, quería evadirse de un mundo en el que no se sentía bien, con unos padres más preocupados por los beneficios que obtenían sus empresas que en darse cuenta de lo que le estaba ocurriendo a su única hija. No encontraba la salida a esta situación, y cuando creyó encontrarla lo hizo por el peor camino. Lo que empezó como algo esporádico terminó en una verdadera adicción, y cuando sus padres se percataron del grave problema de Virginia, la chica ,ya mayor de edad, decidió irse sin rumbo conocido.
     Ella confiaba que "sus amigos" le darían cobijo, sin embargo esas amistades lo único que le hicieron fue mostrarle el camino de la delincuencia y de la mala vida, una forma fácil de ganarse el dinero, tan necesario para su adicción. Ella no era consiente en un primer momento de lo que estaba haciendo con su vida, y cuando quiso darse cuenta estaba demasiado enganchada, con la droga como única amiga. Esos "amigos" en los que confió le habían traicionado y quizás era ya demasiado tarde para volver a un hogar que se había desesctructurado tras la separación de sus padres.
   Virginia era un chica joven y guapa, y no dudó en utilizar todas las artes posibles que le proporcionaba su físico para conseguir el dinero para subsistir y obtener su dosis diaria. Delinquir se hizo una costumbre para ella, y la vida se le hizo cada vez más difícil, viviendo en una tienda de campaña junto a un descampado, donde tuvo la suerte de no contraer el VIH, a pesar de su mala vida. 
    Ella se daba cuanta cada día más de que estaba destruyendo su vida, pero no tenía fuerzas para salir y además no encontraba una motivación para hacerlo. Sin embargo un día conoció a una persona que cambió radicalmente su concepción de la vida. Se llamaba Miguel, un chico joven de profesión trabajador social. Este chico tenía por vocación ayudar a este colectivo de drogodependientes, pero cuando conoció a Virginia no fue un paciente más y desde el primer momento se cruzaron sus miradas. Miguel intentó tenderle una mano a Virginia para salir de las drogas, quería ayudar a esa chica que tanto le había llamado la atención. Lo que empezó como una visita de trabajo, terminó como algo personal. 
     Sus conversaciones fueron poco a poco dando frutos hasta el punto que Virginia ingresó en el centro de desintoxicación para el cual trabajaba Miguel. Cada día le hacía una visita y le animaba a salir definitivamente de esa lacra. Así, la actitud de Virginia estaba cambiando totalmente, ahora si luchaba con todas sus fuerzas pues tenía un gran aliciente en su vida. Poco a poco, y casi sin darse cuenta se estaban enamorando. Hasta el punto que una mañana Miguel le hizo una promesa que fue determinante para su recuperación, pues además de confesarle sus sentimientos, le dijo:
     - Estás luchando muy bien, y en la vida todo tiene su recompensa. Has tenido muy mala suerte, pero el destino nos ha cruzado en el camino, y todo va a cambiar. Me gustaría que cuando salieses de aquí te vinieras a vivir conmigo.
     Virginia le respondió con entusiasmo:
     - Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, has logrado devolverme la ilusión por vivir...¡claro que me iré a vivir contigo amor mío!. 
     Transcurrido un tiempo la promesa se hizo realidad, y tras algunos años de convivencia, la felicidad se plasmó en el matrimonio y en dos niñas preciosas. Su vida había cambiado radicalmente, pero sentía  le debía algo a la sociedad. Por ello, quiso recuperar el tiempo perdido, estudiando la misma titulación que su marido. Quería ayudar, y lo consiguió en muchos casos, a otras chicas que se sintieran solas en la vida y que no encontraran otra solución que el mundo de las drogas. A todas ellas siempre les decía lo siguiente:
     " La solución a mis problemas no la tuve en la droga, todo lo contrarío, estaba destruyéndome. Lo único que me salvó fue el cariño de mi marido... eso es lo que debéis buscar, el afecto de la gente que os rodea, los que os quieren de verdad. La única inyección que puede salvaros, es una inyección de amor".

     Una inyección de amor, por Manuel M.
     

    
     

jueves, 8 de noviembre de 2012

Conductor: respeta la vida ajena

     Este artículo nace fruto de la visión de un conductor que cada día es testigo de numerosas imprudencias que se cometen al volante de un vehículo. En ocasiones por destreza o por suerte, se evita el accidente, pero en otras puede acabar de forma trágica. Ya sea por distracción, o por la ingesta de alcohol u otras sustancias, el infortunio a veces es inevitable, y no sólo tu vida está en tus manos, se dice que "el cementerio está lleno de personas que no tenían la culpa".
     
     Pensamos que eso sólo les ocurre a otros, pero nadie está libre de un accidente, y en la conducción como bien sabéis, todo ocurre en segundos, y la vida depende de una decisión. Tú eres el que decides: si bebes antes de conducir, si usas el cinturón de seguridad, si respetas los límites de velocidad, y hacerlo no sólo por ti, sino también por el resto de los conductores, que podrían ser tu familia.  

     Conducir no es sólo llevar un coche, es llevar vidas, es ser responsable de ellas para evitar que ocurran casos como aquella familia feliz que salió de viaje y que ya no volverá, o aquel chico que fue a trabajar en su moto y que no llegó porque un conductor alcoholizado no paró en el stop, Vamos a pararnos a reflexionar un minuto, porque todos tenemos prisa en la vida, pero no debemos olvidar lo que significa llevar un vehículo.

     Esto no es una campaña de la DGT, es la visión de un conductor que a pesar de llevar varios años ya de conducción todavía se lleva las manos a la cabeza viendo las imprudencias que se hacen cada día en nuestras carreteras. Simplemente es una llamada a no ser egoista, a mirar un momento ya no sólo por tu vida, sino también por las de los demás. 

     Parece que es algo típico de películas o de series de televisión, pero sólo hay que permanecer en urgencias de cualquier hospital para ver como cada día llegan muchos accidentados, algunos con secuelas para toda la vida que se arrepienten de la decisión que tomaron, así como otros que simplemente tuvieron la mala suerte de estar en ese lugar en un mal momento.

    Gracias por pararte unos minutos a leer esto, me gustaría que como yo, antes de poner en marcha tu vehículo, pienses en tu responsabilidad y tomes una decisión adecuada, todos lo aplaudiremos.

      Un cordial saludo, Manuel M.
     

lunes, 5 de noviembre de 2012

La premonición de Elena

     La historia de hoy trata sobre una chica, Elena, estudiante de 2º de Bachillerato, a la cual le encantaba salir con sus amigos pero a la vez era muy responsable con sus estudios, ya que necesitaba obtener una nota alta en selectividad para estudiar medicina. Vivía con sus padres en una casa de dos plantas y una azotea en la que tenía varios animales, entre ellos un pequeño perro al que toda la familia le tenía mucho cariño.
     Un fin de semana del mes de febrero, sus padres deciden que van a ir al pueblo de sus abuelos maternos, sin embargo Elena les pidió quedarse en casa, ya que el siguiente lunes tenía un examen de física y se lo quería preparar muy bien. Intentaron convencerla para que les acompañara, pero la chica declinó ir pues sus abuelos la entretendrían contándole un sinfín de historias. Así tras una pequeña discusión, la joven consiguió su propósito y se quedó en casa en compañía de su Teddy su pequeño perro, de raza Yorkshire Terrier.
     La tarde fue muy tranquila entre libros y con un suave hilo musical de fondo, ella se sentía bien, tenía la sensación de que el examen le saldría perfecto y no le importaba para nada que ese "finde" no pudiera salir con sus amigos. Al llegar la noche tomó una cena ligera, y tras ver su serie favorita se fue a la cama, pensando que el día siguiente sería también duro, era muy exigente y todavía quedaba mucho por estudiar. Cerró los ojos e intentó desconectar de tantas cifras y fórmulas... estaba algo cansada, por lo que pronto se quedó dormida. Y junto a ella, el pequeño Teddy que dormía en la cestita al lado de la cama.
     El silencio de la noche fue interrumpido por un ladrido de su perro que salió corriendo hacia las escaleras de la casa, el animal ladraba una y otra vez a un lugar oscuro. De repente, sus ladridos cesaron. Elena en su habitación situada en la planta de arriba, recordando que estaba sola en aquella casa empezó a tener miedo y no sabía si llamar a su perro o bajar a ver que había ocurrido. Tapada con sus sábanas, escuchó pasos en la azotea y también ruidos en la cocina, como si alguien estuviera abriendo cajones. Cada vez tenía más miedo, por lo que pensó en llamar a la policía, pero cuando fue a coger su móvil se dio cuenta de que se lo había dejado abajo en la mesa donde había estado estudiando.
     En un arrebato de valentía, se levantó de la cama y llegó hasta las escaleras, llamando con una tímida voz a Teddy, pero cuando iba por el tercer escalón la puerta de su dormitorio cerró bruscamente y las luces que había encendido al bajar se apagaron. Estaba aterrada y no sabía qué hacer. Se encontraba  en medio de la escalera a oscuras y escuchaba ruidos extraños en las plantas de arriba y abajo. Cada vez se oían pasos más cerca, los muebles crujían...algo se acercaba a ella, lo presentía.
     Deslizándose sigilosamente, llegó hasta la planta de abajo, en busca del móvil para llamar a la policía, pues pensaba que algún ladrón había entrado en su casa, pero a oscuras era difícil y ningún interruptor de la luz funcionaba. Como pudo llegó a la mesa en donde había estado estudiando, pero allí no estaba el móvil. Las puertas  se abrían y se cerraban y en la cocina los platos cayeron al suelo rompiéndose en mil pedazos. Pensó en salir a la calle pero con el nerviosismo no llegaba a recordar dónde estaban sus llaves. Así que corrió a su habitación, subiendo escalones de 3 en 3 y apunto de rodar las escaleras. 
     Cuando llegó a la planta de arriba sintió como algo iba arrastrándose hacia ella pero no veía nada, sólo percibía que algo se le acercaba y la acorralaba. Intuía que allí había algo, y empezó a pensar que lo que estaba en su casa era mucho peor que un ladrón, era algo que no estaba vivo. El pánico era cada vez mayor y no podía ya ni gritar. Pudo llegar a un mueble donde recordó que había una linterna, la encendió y se dirigió a su habitación. De camino a la misma, había un cuarto de baño donde los grifos de abrieron, Elena se apresuró a cerrarlos ayudándose de la linterna, y lo que le pareció ver en el espejo la enmudeció. 
     Gateando prácticamente y sin fuerzas llegó a su dormitorio y cerró la puerta, poniendo un sillón delante para que nadie entrara. Se metió en la cama y se arropó. Pero la premonición que había tenido toda la noche cada vez era más real, algo estaba junto a ella en la cama, no podía verlo, pero si lo sentía. Se metió bajo las sábanas resignada y casi en estado de shock. 
     Al día siguiente, cuando regresaron sus padres se encontraron a la chica en la azotea de la casa, algo pálida. Intentaron preguntarle qué había ocurrido, pero ella no respondió. Elena no volvió a hablar,   aquella noche la dejó sin palabras para siempre.
   
     La premonición de Elena, por Manuel M.
     
     
   

viernes, 2 de noviembre de 2012

Sentimientos de una afición: cuando te late el escudo

     Si nos preguntamos ¿ qué es una afición? se podría definir como un conjunto de personas a los que les gusta un espectáculo y que asisten con frecuencia a él. Sin embargo, en el caso del deporte es mucho más que un mero entretenimiento. El seguidor de un club, lo lleva dentro y lo siente como algo suyo, algo que le alegra o entristece el día, que lo evade de lo que ocurre en el mundo. No obstante todo tiene un límite, y desde este blog se condena la violencia en el deporte como en otros ámbitos de la vida, quien la engendra no pertenece a ninguna afición.
     
    Un aficionado no es sólo el que va un domingo a la grada a ver un espectáculo, es mucho más. El aficionado lo vive día a día, ya sea en sus casas, en su trabajo, en los bares o con sus amigos, todos con un entrenador dentro y siempre con la ilusión de que su equipo sea el ganador. Además, el aficionado es un público ávido de nuevas noticias, sobre fichajes o declaraciones de unos jugadores, los cuales pasan a ser "los mejores del mundo" o todo lo contrario dependiendo de los resultados. A la afición, les duele los derrotas como suyas, aunque en el fondo ya están deseando que llegue el siguiente partido para resarcirse; mientras que las victorias se viven como una combinación de sentimientos que te hace encarar la semana con otros ánimos. 
    
    Destacar a ese aficionado que se hace miles de kilómetros para apoyar a los suyos, a los que llega a sentir como su familia, esos momentos en el autobús que rebosan optimismo y cánticos, un instante de felicidad, que te hacen olvidar los problemas que te rodean. Como se decía en la Antigua Roma, "pan y circo", no hay nada mejor como el deporte, para que el pueblo mire hacia otro lado y no sea consciente de lo que pasa en el país. Pero eso es otro cantar, y el deporte debe ser sólo un juego, donde factores como la política no deben intervenir, los únicos colores que se deben sentir son los del equipo de tus amores.

     Pero el amor por unos colores no es algo que nazca de la noche a la mañana, es algo que descubres cuando eres niño, cuando tu abuelo te lleva al estadio o cuando por "reyes" te regalan tu primera equipación, y al día siguiente la llevas al colegio para enseñársela a tus amigos luciendo con orgullo el escudo en tu pecho. Y es un sentimiento que te acompaña toda la vida, una manera de vivirla que se la trasmites a tus hijos y así de generación en generación.

     Todo ello hace que me sienta orgulloso de ser aficionado al deporte en general, y al fútbol y baloncesto en particular. Y tú... ¿cómo vives este sentimiento? ¿A ti también te late tu escudo?.