Me desperté
junto a aquella tapia, estaba aturdido y no recordaba nada. Di algunos pasos
hacia delante dándole vueltas a mi cabeza para ver si lograba situarme en aquel
lugar, pero por más que miraba no era capaz de reconocer nada. Miré el reloj
que tenía en mi muñeca, marcaba las dos de la madrugada del día 31 de Octubre,
era Halloween.
Normalmente a
esas horas no encontraría a muchas personas por la calle, pero… en
Halloween, todo es distinto, es algo que se vive en la calle, por lo que me
dispuse a buscar a alguien que me pudiera aclarar el lugar en el cual me
encontraba. Había poca luz y hacía bastante frío, así que me apresuré siguiendo
esa enorme tapia blanca sin el menor rastro de personas en los alrededores.
Caminé durante
algún tiempo pero parecía que volvía al sitio de origen, parecía que me encontraba
atrapado junto a aquella tapia blanca, era una escena que se repetía una y otra
vez. Miré el reloj nuevamente, se había quedado parado en las 3 de la
madrugada, yo no era ya consciente del tiempo que llevaba andando.
Intenté
separarme de aquella tapia algunos metros, y me pareció ver una casa, o más
bien una especie de templete, pero no lo podía apreciar muy bien. Por ello,
decidí acercarme un poco más para ver si podía encontrar a alguien. De repente,
oí voces, eran voces de niños que jugaban, sería el típico truco o trato de esta fecha,
pensé.
Cada vez
sentía más frío y una sensación de escalofríos me recorría por el cuerpo, no
sabía que me estaba pasando, sólo oía risas de esos niños que se divertían en
aquel lugar. Llegué al lugar y entonces los vi…esos niños estaban tan bien
maquillados y con unos disfraces tan originales que sentí miedo, pero nada
comparado con lo que sentiría después.
Intenté hablar
con ellos, pero no me respondían, sólo se reían y parecían divertirse, me fui
acercando más y más a ellos, pero de repente empezaron a correr. Yo, intentando
no asustarlos, fui corriendo detrás (aunque realmente el que estaba aterrado
era yo…¿qué estaba ocurriendo allí?).
Los niños
corrieron hacia un lugar donde me pareció ver más templetes o pequeñas casas,
pero la falta de luz me impedía ver claramente aquello. Aunque los seguí con
todas mis fuerzas, les perdí la pista, parecía que se habían esfumado. Mi
corazón latía fuerte, miraba a un lado y a otro, qué pasaba….no eran niños
disfrazados, no sé…. ¿qué era eso….dónde estaba yo…y esa especies de templetes
qué eran?.
Tembloroso con
una mezcla de frío y pánico, me acerqué al templete, y…me quedé totalmente
petrificado, no era capaz de articular palabra, no era capaz de nada, no podía
apartar la mirada de lo que tenía ante mí. Eran las fotografías de esos chicos
a los que hacía un instante había visto jugar con vitalidad y disfrazados para
la ocasión, junto a las lápidas de sus tumbas.
Estaba en un
cementerio, y en el peor día que se podía estar, en Halloween, la noche en la
que dicen que los muertos volvían a la vida, y que yo había podido comprobar
por mi mismo que así era. Pero….¿cómo había llegado yo allí? y sobre todo ¿cómo
podría encontrar la salida de aquel laberinto funerario?.
Empecé a
correr, lo más sigilosamente posible, tenía miedo, mucho miedo a encontrarme
con aquellos seres del otro mundo, y lo peor no era verlos, lo que más me temía
era la reacción de éstos. Todas las calles me parecían iguales, nichos y
tumbas, además se estaba levantando un viento que cada vez movían más las hojas
de aquellos cipreses. Quería escapar, pero no me salía la voz ni para pedir
ayuda, y cada vez me encontraba más cansado y me faltaban las fuerzas, ya que
el pánico me bloqueaba.
Por mucho que
corría de un sitio para otro no encontraba la salida y ya no veía ni esa
interminable tapia blanca. Tenía que descansar unos minutos, no podía más,
estaba exhausto. Me apoyé sobre el muro de aquel templete que encerraba uno de
los tantos panteones que allí había… me estaba quedando dormido, algo que fue
interrumpido bruscamente por un tremendo estruendo y un grito aterrador. A esto
lo siguió un inquietante silencio….cerré los ojos no quería ni mirar, lo que me
encontraría si los abría….¡Dios no estaba preparado para verlo!. Pero si no los
abría mi vida podría peligrar.
Me torné de
valor, los abrí y…..lo que vi era mucho peor de lo que me esperaba, una
multitud de….no sé muy bien como definirlos venían lentamente hacia mí. Corrí,
sin rumbo, sin pensar nada, sólo quería salvar mi vida. Había unas escaleras,
que descendían hacia un sótano y allí vi la salvación. Las bajé, olía bastante
mal, pero el fresco que entraba desde la superficie me ayudaba a respirar. De repente,
la corriente de aire desapareció, el acceso había quedado cerrado. Cerré los
ojos, mientras oía un ruido cada vez más lejano y más lejano…
Me desperté en
una habitación, y por fin recordé me encontraba con unos amigos pasando unos
días en un camping. Salí de aquel bungalow, fui corriendo hasta la entrada del
camping y desde allí vi la tapia de un cementerio. Creo que todo había sido un
mal sueño, quizá fue una pesadilla o no, no lo sé estoy buscando a mis amigos.
Sueños en Halloween, Manuel M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario