Opinión

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jueves, 25 de octubre de 2012

Sueños en Halloween


Me desperté junto a aquella tapia, estaba aturdido y no recordaba nada. Di algunos pasos hacia delante dándole vueltas a mi cabeza para ver si lograba situarme en aquel lugar, pero por más que miraba no era capaz de reconocer nada. Miré el reloj que tenía en mi muñeca, marcaba las dos de la madrugada del día 31 de Octubre, era Halloween.
Normalmente a esas horas no encontraría a muchas personas por la calle, pero… en Halloween, todo es distinto, es algo que se vive en la calle, por lo que me dispuse a buscar a alguien que me pudiera aclarar el lugar en el cual me encontraba. Había poca luz y hacía bastante frío, así que me apresuré siguiendo esa enorme tapia blanca sin el menor rastro de personas en los alrededores.
Caminé durante algún tiempo pero parecía que volvía al sitio de origen, parecía que me encontraba atrapado junto a aquella tapia blanca, era una escena que se repetía una y otra vez. Miré el reloj nuevamente, se había quedado parado en las 3 de la madrugada, yo no era ya consciente del tiempo que llevaba andando.
Intenté separarme de aquella tapia algunos metros, y me pareció ver una casa, o más bien una especie de templete, pero no lo podía apreciar muy bien. Por ello, decidí acercarme un poco más para ver si podía encontrar a alguien. De repente, oí voces, eran voces de niños que jugaban, sería el típico truco o trato de esta fecha, pensé.
Cada vez sentía más frío y una sensación de escalofríos me recorría por el cuerpo, no sabía que me estaba pasando, sólo oía risas de esos niños que se divertían en aquel lugar. Llegué al lugar y entonces los vi…esos niños estaban tan bien maquillados y con unos disfraces tan originales que sentí miedo, pero nada comparado con lo que sentiría después.
Intenté hablar con ellos, pero no me respondían, sólo se reían y parecían divertirse, me fui acercando más y más a ellos, pero de repente empezaron a correr. Yo, intentando no asustarlos, fui corriendo detrás (aunque realmente el que estaba aterrado era yo…¿qué estaba ocurriendo allí?).
Los niños corrieron hacia un lugar donde me pareció ver más templetes o pequeñas casas, pero la falta de luz me impedía ver claramente aquello. Aunque los seguí con todas mis fuerzas, les perdí la pista, parecía que se habían esfumado. Mi corazón latía fuerte, miraba a un lado y a otro, qué pasaba….no eran niños disfrazados, no sé…. ¿qué era eso….dónde estaba yo…y esa especies de templetes qué eran?.
Tembloroso con una mezcla de frío y pánico, me acerqué al templete, y…me quedé totalmente petrificado, no era capaz de articular palabra, no era capaz de nada, no podía apartar la mirada de lo que tenía ante mí. Eran las fotografías de esos chicos a los que hacía un instante había visto jugar con vitalidad y disfrazados para la ocasión, junto a las lápidas de sus tumbas.
Estaba en un cementerio, y en el peor día que se podía estar, en Halloween, la noche en la que dicen que los muertos volvían a la vida, y que yo había podido comprobar por mi mismo que así era. Pero….¿cómo había llegado yo allí? y sobre todo ¿cómo podría encontrar la salida de aquel laberinto funerario?.
Empecé a correr, lo más sigilosamente posible, tenía miedo, mucho miedo a encontrarme con aquellos seres del otro mundo, y lo peor no era verlos, lo que más me temía era la reacción de éstos. Todas las calles me parecían iguales, nichos y tumbas, además se estaba levantando un viento que cada vez movían más las hojas de aquellos cipreses. Quería escapar, pero no me salía la voz ni para pedir ayuda, y cada vez me encontraba más cansado y me faltaban las fuerzas, ya que el pánico me bloqueaba.
Por mucho que corría de un sitio para otro no encontraba la salida y ya no veía ni esa interminable tapia blanca. Tenía que descansar unos minutos, no podía más, estaba exhausto. Me apoyé sobre el muro de aquel templete que encerraba uno de los tantos panteones que allí había… me estaba quedando dormido, algo que fue interrumpido bruscamente por un tremendo estruendo y un grito aterrador. A esto lo siguió un inquietante silencio….cerré los ojos no quería ni mirar, lo que me encontraría si los abría….¡Dios no estaba preparado para verlo!. Pero si no los abría mi vida podría peligrar.
Me torné de valor, los abrí y…..lo que vi era mucho peor de lo que me esperaba, una multitud de….no sé muy bien como definirlos venían lentamente hacia mí. Corrí, sin rumbo, sin pensar nada, sólo quería salvar mi vida. Había unas escaleras, que descendían hacia un sótano y allí vi la salvación. Las bajé, olía bastante mal, pero el fresco que entraba desde la superficie me ayudaba a respirar. De repente, la corriente de aire desapareció, el acceso había quedado cerrado. Cerré los ojos, mientras oía un ruido cada vez más lejano y más lejano…
Me desperté en una habitación, y por fin recordé me encontraba con unos amigos pasando unos días en un camping. Salí de aquel bungalow, fui corriendo hasta la entrada del camping y desde allí vi la tapia de un cementerio. Creo que todo había sido un mal sueño, quizá fue una pesadilla o no, no lo sé estoy buscando a mis amigos.
                                                           
      Sueños en Halloween, Manuel M.

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